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Triple Concierto para Violín, Cello y Piano de Ludwing Van Beethoven, solistas: (Frida Ansaldi -Violín, Cristian Gutiérrez -Violoncello, Susana Espinoza- Piano )
Sinfonía Nº1 en do mayor, op. 21 de Ludwing Van Beethoven
Directora: Alejandra Urrutia
El «triple concierto» se comporta como una sinfonía concertante en la que los tres instrumentos solistas se reparten el recorrido temático, tanto melódico como rítmico. El primer movimiento, Allegro, es una sonata que preserva su clima íntimo de música de cámara. En el Largo central se da una voz preponderante al violonchelo, asumiendo el violín y el piano un papel auxiliar como instrumentos solistas. Finalmente, el Rondó, con su ritmo de polonesa, es lo que ha sido valorado como lo mejor de la obra, con sus brillantes temas repetitivos, plenos de carácter.
Cuando Beethoven, cumplió sus 22 años, dejó Bonn a finales de 1792, para ir a estudiar y trabajar con Haydn en Viena. Pero Beethoven parece haber sido algo menos que asiduo y la relación resultó frustrante para ambas partes. Beethoven siempre trató de ampliar sus conocimientos y habilidades técnicas, pero también siempre siguió su propio camino.
Su estudio con Haydn duró sólo un año, pero Beethoven se quedó en Viena, forjando una creciente reputación de brillante pianista y compositor. Escribió particularmente para su propio instrumento y para su propio uso, y en sus primeros ocho años en la capital creó dos conciertos de piano, una docena de sonatas solistas, y una gran cantidad de música de cámara con el teclado.
Pero hasta ese entonces no había escrito ninguna sinfonía. Ya sea que se sintiera intimidado por el desafío implícito de Haydn, el maestro viviente del género, o simplemente circunspecto acerca de establecer su propia marca y crear la red profesional necesaria para producir un concierto público a gran escala, esperó hasta los 30 años para ofrecer su Primera Sinfonía al público. Beethoven comenzó a trabajar en ella a finales de 1799, y la terminó a principios de 1800.
La Sinfonía No.1 en do mayor, Op. 21 de Ludwig van Beethoven, compuesta entre 1799 y 1800, fue dedicada al baron Gottfried van Swieten y estrenada el 2 de abril de 1800 en el Burgtheater de Viena, hoy teatro nacional de Austria. Esta Obra demostró gran arte, innovación y riqueza de ideas en cada una de sus notas, fue considerada para la época muy briosa y juvenil, rebosante de vitalidad, comparándola sobre todo con las posteriores sinfonías impares de Beethoven.
El nuevo siglo se inicia con una carrera, que terminará llevando la tonalidad a su disolución. Por ello, el comienzo de la obra evitando la nota tónica es todo un símbolo. Nunca una sinfonía había empezado de este modo, con un acorde de séptimas. Luego el tema principal se afianza con fuerza sobre la nota do, dando un aire característico de la música de Beethoven. El tratamiento del viento también es totalmente personal. Otro de los aspectos a considerar es la influencia de la música de la Revolución Francesa, de la que Beethoven era simpatizante, con sus típicos aires marciales. Esto se puede observar en el allegro inicial. El segundo movimiento, andante cantabile, muestra la influencia de Haydn. El menuetto rompe con la tradición, sustituyendo el movimiento de danza por un allegro con un rítmico trío. El compositor ya no escribía música para los salones con danzas rococó. El menuetto desaparecía de las sinfonías, siendo sustituido por el scherzo. La sinfonía termina con un allegro de aire enérgico.
Agotado